CAPÍTULO II.
EL DESEO:
El punto inicial de todo logro:
Recordando a Edwin C. Barnes presentándose en la oficina de Edison, ésta
vez su sueño era realidad, se había convertido en su socio. Su éxito se debe a
que desde el umbral tenía concreto su objetivo, sin desviar su idea inicial y
empleando toda su energía en ello.
El hombre que quemó sus naves: Ésta metáfora se refiere a que no hay vuelta atrás; el que no arriesga no gana. Las decisiones las tomamos con determinación, como Barnes que creía ferviemente en su sueño, él sabía cuál era su meta y sabía que tenía que triunfar o fracasar.
El incentivo que conduce a la riqueza : Marshall Field a diferencia de sus colegas que al quemarse sus negocios decidieron abandonar cuando las perspectivas parecían difíciles, decidió quedarse y reconstruir la tienda más grande del mundo, eso fué hace casi un siglo y la tienda aún sigue de pie como una torre, un monumento al poder de ese estado mental conocido como deseo ardiente.
Seis maneras de convertir el
deseo en oro:
-determine la cantidad exacta de
dinero que desea
-determine con exactitud lo que se
propone dar a cambio del dinero que desea
-establezca un plazo determinado
en el que se propone poseer el dinero que desea
- cree un plan preciso para llevar
a cabo su deseo
-escriba un enunciado claro y
conciso de la cantidad de dinero que se propone conseguir
-lea su memorándum en voz alta y
repítalo dos veces por día.
¿Puede imaginarse que es usted
millonario? : Todos los que han acumulado grandes fortunas primero
han soñado, deseado, anhelado, pensado y planificado antes de haber adquirido
el dinero. Todo ferviente deseo que este en la mente de un ser humano por más
imposible que éste parezca, usted si se
lo imagina, lo puede cumplir.
¡Si lo imagina, lo puede cumplir! |
El poder de los grandes sueños: Definición del propósito; el conocimiento preciso de lo que uno ansia y un
fogoso deseo de satisfacerlo. Una cualidad netamente necesaria es saber dominar
las fuerzas intangibles completamente disfrazadas de las oportunidades y por
consiguiente convertirlas en rascacielos, aviones, vehículos, fábricas,
comercios, o cualquier valor que nos satisface.
Cada fracaso lleva consigo la
semilla de un éxito equivalente.
Beethoven era sordo, y Milton ciego, pero sus nombres perdurarán en el
tiempo, porque soñaron y tradujeron sus sueños en ideas organizadas.
Cómo hacer que lo sueños despeguen
de la plataforma de lanzamiento: Todas aquellas personas antes de conseguir
el triunfo, pasan por muchas dificultades y tienen un mal comienzo. Nuestro
estado mental debe estar centrado en la convicción, más no sólo en la esperanza
y anhelo, además de tener una mente positiva y abierta a cualquier idea que
pueda surgir en ella.
El deseo lleva ventaja sobre la
madre naturaleza: El hijo de Napoleón nació sin ningún rastro físico de
orejas y el médico le dijo que éste seria sordomudo de por vida. Pero él se
aferró a la idea de conseguir que su hijo de alguna u otra forma oyera, a pesar
de ir en contra de la naturaleza. Y es así, muchas pruebas disfrazadas de obstáculos
en nuestro camino están allí para probar nuestra fé.
Un “accidente” que cambió una vida:
Napoleón le compró un fonógrafo para estimular su sentido auditivo, y en
efecto años después se percató de que él podía oírlo con claridad al hablarle
junto a su hueso mastoideo en la base de su cráneo. Por consiguiente comenzó a
contarle cuentos que le transmitieran un arduo deseo de poder oír y hablar.
Ganó un mundo nuevo con seis
centavos : Su hijo creció con los sabios consejos de Napoleón sobre la
confianza, y un día con 7 años de edad pidió prestado seis centavos los cuales
invirtió en un periódico, lo vendió y reinvirtió su capital; y así prosiguió.
Al final de la tarde, pagó los seis centavos que debía quedándole una ganancia de 42 centavos.
Su madre al verlo dormido con los 42 centavos en su puño se puse a llorar
pensando sólo en un niño sordo que arriesgó su vida por dinero trás su primera
aventura comercial. En cambio Napoleón vió a un pequeño valiente, confiado en
sí mismo y futuro gran empresario.
El niño sordo que oyó: El
niño fué a la escuela, al instituto y a la universidad. Recibiendo el mismo
trato que cualquier otro joven, a pesar de no escuchar a los profesores;
excepto cuando éstos les gritaban. Sus padres tuvieron problemas con los
funcionarios escolares puesto a que él debió asistir a una escuela para
sordomudos, pero sus padres decidieron que él debía llevar una vida normal,
porque ellos bajo ninguna circunstancia se rindieron. En la última
semana de la universidad tomó posesión de un aparato eléctrico que le
permitiría oír, estuvo indeciso en probar el aparato, debido a su desilusión
con otro similar. Finalmente lo cogió, se lo puso en la cabeza, le conectó las
baterías, y ¡sorpresa!, como por arte de magia, su deseo de toda la vida de oír
normalmente se convirtió en realidad.
Ideas que obran milagros :El
muchacho tenía que encontrar todavía una manera definida y práctica de
convertir su desventaja en una ventaja equivalente, eufórico le escribió una
carta de agradecimiento a la fábrica que hizo el aparato, y ésta lo llamó,
mientras hablaba con el jefe en su pensamiento surgió la idea de que él podría
ser de gran ayuda para los millones de sordos que viven sin el beneficio de
audífonos si pudiera encontrar una manera de relatarles la historia de su
descubrimiento del mundo.
Trás pasar meses de investigación
encontró maneras de comunicarse y transmitirle un mensaje a los sordos de todo
el mundo, cuando lo presentó a la compañía, al momento le dieron un puesto de
trabajo para que llevara a cabo su ambición.
La “química mental” hace magia
: El deseo siempre será superior a lo que a simple vista parezca
imposible, y no conozca el fracaso como realidad. Porque “NO HAY
LIMITACIONES PARA LA MENTE, EXCEPTO LAS QUE ACEPTAMOS”.
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